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martes, 13 de agosto de 2013

Póngale fe o échele café (Al parecer son la misma vaina)

13:34
Póngale fe o échele café (Al parecer son la misma vaina)



Este blog estaba dizque "volando". Una entradita semanal y casi todos nuestros lectores estaban en sintonía con nosotros.

Algunos (uno, dos, máximo tres) nos decían de vez en cuando, que X entrada no les había gustado, pero lo decían en buena tónica y para nosotros seguían siendo "nuestros amados lectores”.

Todo iba bien, el blog nos había generado más trabajo y las cosas apuntaban hacia esa dirección a la que siempre queremos marchar.

Si sumercé sigue este blog, sabrá que somos varios los que estamos metidos en esta colada.

Los "duros" son John Parker Castro y Eutimio. Yo, Ernest-Tito, solo escribo y le pongo la “carreta” a las ideas que ellos proponen para publicar. También está Rómulo (nuestro mensajero) y otras personas que con el pasar del tiempo irán entrando a hacer parte de las historias que iremos contando... Sobre todo porque vamos a seguir dando “lora” con el tema. Ya saben; ¡como si supiéramos!

Retomemos. Todo iba bien hasta que un día, estando en mi casa recibí una llamada de una de mis hermanas (la menor) llorando. Decía que estaba acompañando a mi mamá al hospital y que le acababan de diagnosticar cáncer de hígado. ¡Mierda!...

Colgué el teléfono, me paré frente a la ventana y mirando los carros pasar, me fumé un cigarrillo, y otro, sin ni siquiera moverme.

Me acababa de levantar, me puse la ropa del día anterior y salí para allá. Llamé a mi otra hermana (la mayor), le dije lo que sucedía y que se alistara porque la recogería de camino.

Allá llegamos, nos encontramos los tres hijos y no sabíamos ni qué decirnos. De pronto, la mayor de ellas me dijo: “Ernest-Tito, debo contarle algo que usted aún no sabe. A mi papá le diagnosticaron cáncer de próstata, me contó ayer”. ¡Jueputa!

¿Cómo así?
¿Qué está pasando?
¿Los dos?
¿A qué horas la vida se volvió esta...?

Lloramos sin que ellos nos vieran, lloramos como se llora cuando no se sabe qué hacer. Como se llora cuando la ausencia amenaza con volverse compañía. Como llora el que ama cuando presiente que un adiós podría venir a saludar.

Igual, criados con Cortázar, pusimos en práctica las instrucciones para llorar. Lloramos los tres minutos reglamentarios, nos secamos las lágrimas, nos limpiamos los mocos y dijimos: La muerte nos está tocando a la puerta, no le abramos, dejémosla esperando.

…Y nos pusimos en la labor. "Reza lo que quieras (si quieres) pero nunca dejes de remar"

Hablamos y acordamos el camino a seguir. Supimos que había cosas por hacer y las hicimos. Buscamos otras soluciones tratando de no caer en la distracción del que le apunta a todo y no acierta con nada. Y ahí vamos, sacando todo adelante, llevando las cosas por buen camino y con la convicción de que esos dos ángeles se quedarán mucho más tiempo con nosotros.

Por fortuna la ciencia ha avanzado en los últimos 20 años más que en los últimos dos siglos.

Esta entrada tiene dos objetivos principales. Uno, contarles el porqué del silencio en este blog. Y dos, socializar unas ideas que han surgido con base en esta experiencia.

Debo aclarar que no soy creyente. Mi hermana la menor duda mucho pero no se define. La mayor en cambio no duda; cree ciegamente sin cuestionar mayor cosa. Sospecho que lo hace porque le resulta más fácil tener un amigo (quizá imaginario) donde descargar pesares.

Pero sigamos…

Fue inútil evitar que familiares y amigos se enteraran de esto y empezamos a agradecer los mensajes, las llamadas y las visitas de “apoyo” y solidaridad. Pensamos que la gente a pesar de todo siempre guarda cosas buenas en el corazón.

Sin embargo también notamos algunas inconsistencias que nos han permitido tener tema de conversación, mientras esperamos en las salas de espera que ahora frecuentamos. Hemos aprendido a esperar, a ejercitar la paciencia, a no desesperar.

-La fe. Eso póngale fe o échele café que es la misma vaina.

No voy a argumentar las razones por las cuales pienso que Dios no existe, digamos que eso lo dejaré a cada cual, como de cada cual es su cepillo de dientes o su derecho a escuchar reguetón o de leer a Coelho. Allá cada uno con sus vacíos o sus llenuras. De pronto (Dios quiera) tengan razón.

Pero párenle bolas a estas historias y saquen ustedes mismos sus conclusiones…

Historia número uno. El Familiar que viene a decir que tengamos Fe.

Cuando esto se supo, un “familiar” llamó para decirme: “Ernest-Tito, hermano, sé por lo que está pasando y quiero que tenga fe y que le pida mucho a Dios. Él es el único que lo puede todo…” Hasta ahí bien. Otro mensaje soso e ilógico que tuve que escuchar, otro lugar común sin ninguna novedad y que claramente demostraba lo poco que me conocía este “familiar” y también (claro), un poco de sus "buenas intenciones". Sin embargo había algo raro en ese mensaje. Sobre todo porque desafortunadamente el papá de él había fallecido de cáncer hacía aproximadamente tres años. ¿Qué me había querido decir? ¿Que me preparara? ¿De qué fe me estaba hablando?

Historia número dos. La amiga que viene a dar moral contando sus tragedias.

Una señora (a la que llamaremos Pecueca) amiga de mi madre va a visitarla, entran en la conversación de camaradería y mi madre decide contarle lo que le diagnosticó el médico. La señora la mira fijamente y de pronto empieza a llorar. Mi mamá queda perdida pensando en lo exagerada de la reacción y le dice; “pero tranquila doña Pecueca, mis hijos ya tomaron cartas en el asunto con unos especialistas para tratar todo de la mejor manera, sin dejarle las cosas solo a estos médicos que me están tratando…”  Y la respuesta fue casi la misma; “Tenga mucha fe y pídale mucho a mi Dios”. Pero le agregó un agravante, “imagínese que mi hermano murió de eso, y fue terrible, al final pesaba como treinta y cinco kilos, terminó hecho una "garrita" todo flaco y acabado. Fue horrible”…

Historia número tres. La tía que llama afanada a programar una visita.

Cierta noche, una hermana de mi papá se enteró de la situación y lo llamó para preguntarle por su estado. Mi papá, fortalecido por nuestro discurso y nuestra actitud le dijo que todo estaba bajo control, que iba a empezar radioterapias y tenía la certeza de que eso evitaría que las cosas pasaran a mayores. Entonces ella salió con esta perla: "yo mañana viajo para la finca en la tarde, pero en la mañana iré a visitarlo porque vuelvo en 15 días y uno no sabe qué pueda pasar".

¡Háganme el favor! Otro mensaje de optimismo, esperanza y fe…  ¡Tía, eres única!

Traduzcamos: mañana lo visito porque en 15 días puede que usted ya no esté. Es importante aclarar que también manoseó el lugar común: “tenga mucha fe y pídale mucho a mi Dios”.

Dios, si me leyeras, entenderías que me es imposible creer en ti, sobre todo cuando muchos de los seguidores “más fieles” que tienes, ni siquiera creen en tu poder.

Así las cosas decidimos que adicional a la ciencia,  a la medicina, a los tratamientos, al noni, al anamú, al bicarbonato con limón y demás recomendaciones bien intencionadas, deberíamos darle un manejo energético serio a esta situación.

Entonces, redefinimos lo que significa la fe y gracias a Dios encontramos que no necesariamente está siempre ligada a Dios.

Volvimos a sentar las bases teóricas de la actitud y la convicción y decidimos dejar fuera a todo aquel que llegara con lástima  trayendo manzanas, peras y yogures.

En la oficina nos dividimos en creyentes y no creyentes. Nos respetamos y nos queremos. Esas creencias no nos dividen ni nos separan. Al contrario, nos complementan.

Eutimio no cree en esas cosas, pero John Parker sí y habla desde ese "creer" y su discurso es bonito. Yo creo que es honesto en ese sentimiento y mi respeto hacia él (en este aspecto) reside en que le veo convicción y no miedo ni cobardía. Además, su forma de pensar coincide con su forma de actuar y eso le da valor y peso a las ideas.

Este texto no pretende argumentar la inexistencia de Dios. Como diría Woody Allen: "Si la cosa funciona"...   Igual, el respeto hacia las creencias del otro y hacia su identidad es primordial si queremos comunión entre los seres humanos. Este texto sólo pretende señalar la monotonía del discurso del que dice creer. La monotonía y lo inútil de unas palabras cuando no están respaldadas por una profunda certeza.

Obviamente no es una actitud de todo el mundo, pero sí de la gran mayoría. Según lo que he visto (y en eso de poner cuidado no me gana nadie), ocho de cada diez personas escuchan la palabra "cáncer" y ya están pensando en qué ropa ponerse el día del funeral... Tragedia grande para una gente que fundamenta su existencia en una promesa.

Alguien dirá que la esperanza está en la vida eterna. Lo cual podría llegar a ser respetable si no viéramos tanto llanto y sufrimiento en los funerales. Pero bueno, eso es harina de otro costal y fundar una iglesia no es una inquietud que tenga o tengamos en la vida. "Líbranos señor de representarte".

La conclusión de esto es que si sumercé es un creyente como Dios manda, trate de ser coherente en su discurso, en su actitud y en su comportamiento. Creer no es sólo decir "yo creo", ni andar juzgando a los demás por no pensar como usted. Creer tiene más que ver con la convicción sincera de que lo malo cambiará para mejorar y lo bueno se mantendrá así por mucho tiempo.

Nadie puede dar de lo que no tiene. Si usted no tiene fe, no balbucee palabras sin sentido repitiendo frases por llenar silencios. A veces un abrazo acompañado de un "yo estoy ahí para lo que necesites" da más fuerza y más moral que un "pídele mucho a mi Dios". ¡Échele cabeza!

Hasta aquí el tema de la falsa fe y la moral como muletilla.


Ahora la segunda idea…

Con todo lo "evolucionaditos" que nos creemos, seguimos fallando en la frecuencia con la que decimos "te quiero". Seguimos esperando a que el tren arranque para salir corriendo detrás de él gritando frases de amor que ya pa' qué.

Me perdonarán el lugar común. Pero si quieren a alguien, díganselo. Y mándenle flores cuando las pueda disfrutar. No sean pendejos, no gasten plata en coronas, eso no le calmará la conciencia a nadie.

Por mi parte y como promesa de vida, me volveré en adelante un lambón sentimental con el mundo entero. Creo que aprendí la lección. El amor nos salva y si no nos decimos que nos amamos nos enfermamos. Quiero creer en eso. No quiero vivir en un mundo en el que eso no sea una verdad de verdad pa' Dios.

En ese orden de ideas, lo quiero (o la quiero) a usted por leer este blog. Lo quiero por llegar hasta aquí y aguantarse esta entrada tan sentimental, tan cursi o reflexiva; póngale usted el nombre.

Bueno, esta es de manera resumida, la explicación de por qué este blog estuvo quieto estas semanas. John Parker y Eutimio son muy pilos, pero los intentos de entradas que hicieron para publicar (con todo respeto) no servían ni pa´eso.

Ahora, asumiendo que las cosas han tomado un nuevo orden, o que hemos logrado redireccionarlas, volveremos con nuestras entradas semanales. Si quieren animarse a proponer temas, bienvenidas sean esas sugerencias. Ya saben que se trata de aprender, de poner cuidado para explicar el porqué de las cosas y así poder sugerir otras formas y maneras de pensar y hacer las vainas.

 Besos. En serio los quiero. 


Pd: A quienes les dije que yo estaba de vacaciones, que perdonen. Aunque viéndolo desde cierto punto de vista, fue así.

Pd2: En esta entrada no hubo jocosidad. Digamos que por el tema. Pero el estilo sigue intacto. Peren tantico.

Pd3. Si usted pudo leer esta entrada, fue porque John Parker Castro consideró que esto estaba escrito desde el respeto y con la única intención de generar una reflexión sobre eso que muchos llaman fe.

Pd4. Finalmente, que Dios los bendiga o los perdone o los ignore, según sea su convicción.

Att: Ernest-Tito


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