Capítulo uno: De cómo a un bobo se le aparece la virgen.

Historia de la cuenta en Twitter: @PanpaYaAmigos

Capítulo uno: 
De cómo a un bobo se le aparece la virgen.

Hace algunas semanas un usuario de Twitter nos hizo una mención, reclamándonos por el mal estado en el que había recibido un domicilio, pedido a la famosa panadería PanpaYa. Frente a ese reclamo airado (y muy grosero) nuestra respuesta fue: “Pues pida su pizza en @JenosPizza o en otro lado, y deje tanta quejadera”.

Inmediatamente muchos usuarios tuvieron que ver con el asunto y empezaron a opinar... 

A unos les pareció indignante que una “marca” respondiera así, a otros les pareció cómico, otros lo encontraron heroico, por ver que de vez en cuando, un Community fuera capaz de “cantarle la tabla” a esos usuarios groseros y patanes. Otros lo encontraron curioso por el estallido del voz a voz que esto generó, y a otros, a la gran mayoría, sencillamente les importó un zapato. 

Hubo quien nos dijo groserías feas, de esas que hacen que uno llame a la madrecita a pedirle perdón por generar tanto odio en el mundo. No faltaron los que nos declararon su amor abiertamente mientras nos mordíamos los codos, viendo que en su mayoría eran mujeres lindas, pero lindas lindas. (#tusabesquieneres), y también gente que nos alentaba a seguir en la labor de mostrar otra forma de manejar una cuenta de twitter… Porque dicho sea de paso, la gran mayoría encontró a @PanpaYaAmigos mucho más entretenida, coherente, dinámica y etc, que @PanpaYaCol.

Al final lo que reinó fue la curiosidad, y en vista de los muchisisisisisisísimos mensajes directos que recibimos (como 25 no más), preguntándonos cosas como: “¿Ole, y ustedes qué o qué?”, decidimos contarles el cuento.

Para las personas que no tienen que ver con el tema digital o de comunicaciones, pero que son gomosos con sus redes sociales, seguramente esta podrá ser una historia entretenida que calmará la curiosidad que aun pueda existir.

Para los estudiantes de publicidad, para los que ejercen la publicidad y trabajan con Social Media, seguramente esto les servirá para conocer un caso donde obviar la estrategia y el sentido común, se convirtió en un error garrafal. Eso no se debe dejar pasar nunca. ¡Ni por el chiras!.

Para los demás, para los que no tienen velas en este entierro, pues será una excusa más para perder tiempo deliberadamente frente al computador.  Mejor dicho, ganamos todos.

El cuento es este:

Era mediados de enero del 2013, transcurría una hermosa mañana soleada y empezábamos a trabajar en la oficina. El objetivo de ese día; seguir en Twitter (con una de las cuentas de uno de nuestros clientes) a todas las marcas de comidas colombianas que tuvieran presencia en redes sociales.

Así entonces, muy juiciosos, enérgicos y bien aseados nos dispusimos a buscar esas marcas. 

A alguien se le ocurrió que en el directorio de páginas amarillas aparecía la pauta de algunas marcas con sus direcciones de Tw y Fb.   Y empezamos…

Directorio en mano seguimos a La Brasa Roja, Cali Vea, Cali Mío… hasta que “puchún”, en cuarto lugar apareció la pauta de PanpaYa. Buscamos la arroba que aparecía ahí: @PanpaYaAmigos y nos salía que el usuario no existía. Insistimos una, dos, tres veces y nada. 

Alguien dijo: “No pueden ser tan ingenuos*” y otro dijo, “abran esa cuenta ya mismo”…

Efectivamente abrimos el perfil y en menos de 10 minutos éramos dueños de una arroba que tenía semejante pauta en el directorio telefónico de Bogotá. Cuatro páginas enteras muy bien diseñadas con unas promociones interesantes y varios cupones que asegurarían que la gente regresara (varias veces) a ese anuncio para sacar su cuponcito y obtener su descuentico... Eso sumado a que era enero y que faltaban solamente 11 meses para que esa pauta se pudiera corregir.

El trabajo ese día se paralizó (como siempre buscando excusas para mamar gallo). Nadie en la oficina podía creer que una marca no tuviera estrategas al frente de su imagen y sus comunicaciones. Lanzábamos hipótesis de cómo pudo pasar eso, en qué momento ocurrió el descuido.  ¡Dios mío! ¡En fin!

Adicional, entramos a la página de PanpaYa y vimos que los logos de Fb y Tw estaban ahí. Muy bonitos, ubicados en un punto estratégico del home. Pero la sorpresa fue descubrir que al darle click al logo de Twitter nos direccionaba a nuestra nueva cuenta… ¡Oh por Dios!.

Nos parecía terrible. Unos en la oficina decían que eran unos “descuidados*”, otros que “pobres manes”, otros se alegraban porque se demostraba que para hacer ese trabajo, había que estudiar y saber, y recordamos la vez que a uno de nosotros le dijeron (un clientecito por ahí) “Uy no hermano, usted cobra mucho y eso es fácil. Además mi sobrina sabe manejar esas vainas de Tw y Fb y ella me lo hace más barato”.

En conclusión alguien había cometido un error muy grave y nosotros teníamos la cura para eso. Hablamos unos minutos y dijimos “Vamos a venderle la arroba a PanpaYa”. Analizamos las razones por las cuales ellos (en medio de la lógica del mercadeo) estarían dispuestos a comprarla y decidimos que empezaríamos a mover la cuenta adecuada y discretamente.

Esta historia (como dicen en las películas) continuará… ¡Esté pilas!.

Próxima entrada: Capítulo 2. De cómo Dios le da pan al que no tiene dientes.

Nota: Las palabras “ingenuos” y “descuidados”, fueron usadas para reemplazar unos adjetivos regularmente utilizados por las personas del común. Pero que aquí, y en concordancia con nuestro manejo público, no se utilizarán ni por el putas.