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martes, 4 de junio de 2013

RRSS para Dummies. Volumen 2.

19:32
RRSS para Dummies. Volumen 2.


En la anterior entrada "RRSS para dummies" definimos lo que es una red social y hablamos sobre los perfiles de los diferentes usuarios que se encuentran allí. Algunas personas se atrevieron a catalogarse prematuramente en una de esas seis categorías. Decimos prematuramente primero, porque nos gusta usar palabras sofisticadas para que crean que somos instruidos y segundo, porque los perfiles no categorizan puntualmente nada. En ese orden de ideas, nuevamente el “trompo de poner” se tuvo que sentar a escribir un nuevo artículo. 

Esta vez, en “RRSS para dummies volumen 2” haremos una descripción de las personalidades más frecuentes que tienen los diferentes usuarios que allí participan.  Vamos a ver cómo nos va. 

John Parker Castro prometió que si nos iba bien con esta entrada me subiría el sueldo en un 10%. Después de consultar con nuestro profesor de matemática financiera, supe que esos $58.950 pesitos de aumento, me caerían como pedrada en ojo e´ tuerto. Así que ahí vamos…

Los intereses, el desempleo, las ganas de buscar lo que no se nos ha perdido,  la necesidad de reconocimiento, el desparche, la soledad o hasta los temas laborales, hacen que terminemos metidos abriendo un perfil en algunas de las múltiples redes sociales que existen.

Sin embargo, pocas veces nos preguntamos si el papel que vamos a desarrollar ahí, coincide con nuestra verdadera personalidad. Es decir, que poco analizamos si lo que vamos a mostrar es coherente con lo que somos en la vida “real”. Así entonces entramos (a la maldita sea) a hacer parte del universo 2.0 y muchas veces a dar papaya.

Como ya es bien sabido por ustedes, nosotros ponemos mucho cuidado, y gracias a eso podemos señalar en este breve listado, algunas de esas personalidades que hemos observado en las redes sociales.


El “Tú eres un ser de luz”.
Estos personajes se caracterizan por rendirle un tributo desmedido a Paulo Coelho, Deepak Chopra y Walter Riso. Creen ciegamente que la culpa es de la vaca y que deshojar margaritas es un hobby que le da paz al alma. Todo lo solucionan con una referencia de sus “filósofos” de cabecera y son expertos en apartarse de las personas ruidosas y agresivas ya que son un fastidio para el espíritu.

El “Sígueme y te sigo”.
En esta categoría encontramos a ese que si le coges una nalga él te la coge a ti, si le das un RT él te lo da ti, si lo sigues te sigue y se la pasa repitiendo todo el tiempo lo mismo. Por lo general son cuentas con muchos seguidores pero sin nada de contenido en sus perfiles. En Fb aceptan a cualquiera que les mande una invitación y miden el papel que están desempeñando en el mundo, con base en el número de seguidores o amigos de sus redes sociales. Métase a seguir esas cuentas y ya sabremos quién es sumercé.

El “jajaja”.
Si un día la Real Academia de la lengua española llegase aceptar el “jajaja” como palabra de nuestro idioma castellano, ya tenemos a quien culpar. Su interacción con los demás usuarios se limita a esa única respuesta. Alguien dice (por ejemplo), “me caí en un charco”, y ellos dicen “jajaja”. Alguien dice “acaba de morir mi tía Hortensia” y ellos dicen “jajaja”. Alguien dice “que Ruth Marks se decidió a hablar” y ellos dicen “jajaja”. Muchos usuarios los valoran porque ven en ellos un público cautivo pendiente de sus publicaciones y que interactúa fácilmente. Nosotros frente a esa premisa y esa valoración pensamos: “jajaja”.

El “Miren como estoy de buena” (o de bueno).
Ellos saben que están buenos y saben cómo seducir para usar esa variable a favor. Publican fotos para hacernos sentir primates. Fotos “deliciosas” con las que uno se pierde en pensamientos obscenos y lúbricas divagaciones  (mamá, si me lees, eso le pasa solo a Eutimio, a mí no). Finalmente, cuando la neurona le vuelve a quitar el control a la hormona, reconocemos la desilusión por ver que muchas veces de ahí no pasan. Sin embargo todo está bien mientras no caigan a señalar reiterativamente lo “bonitos” que están… Nadie más feo que ese que se la pasa gritándole al mundo lo bonito que es.  Además, cuando los conocemos en la vida real, muchos pensamos “jajaja”.

El “No me sigan que estoy perdido”.
Son esos bandidos desprotegidos que quieren mostrar que están locos, perdidos, que no saben dónde están parados. Sus frases estrella son: “No me siga que estoy perdido”, “No me siga que no sé para dónde voy” y “es que yo soy muy loco”. Por lo regular, se la pasan diciendo que no les importa tener seguidores o amigos, que todo les importa un pito o una (inserte aquí grosería) pero cuando alguien los elimina o los deja de seguir, entran en pánico, hacen show y algunos hasta pueden reincidir en sus viejas adicciones.

El “bipolar”.
Ellos casi siempre están felices, pero cargan con una tristeza y una desilusión muy grande. Hoy están enamorados del que mañana será el peor de los seres humanos, que sin embargo siempre puede cambiar, porque los seres humanos mejoramos, pero casi siempre para mal, porque la vida es una linda fiesta en la que ellos no disfrutan de la música que les ponen, entonces viven tristemente felices diciendo que la vida es una porquería y que lo mejor de todo es que mañana, será un nuevo y lindo día para llorar y quejarse del mundo… ¡Algo así!. Ellos creen que la bipolaridad es una moda, como lo fue en su momento El Noni. Sí, ese que sus señoras madres les dieron como juguito curativo de todos los males.

El “lagarto”.
Se la pasan pidiendo de todo “todo” el tiempo. Que deme trabajo, que deme un retuit, que favéeme este, que regáleme una entrada para su evento, que mencióneme o salúdeme, que no sea así que usted es chévere. Y en busca de reconocimiento y de que les llenen la barriga gratis, desesperan a esas marcas o “famosos” que cargan con la pena de contarlos entre sus seguidores o amigos.

El “fanático”.
Si usted se encuentra con un fanático, no se ponga. No briegue tratando de convencerlo de lo contrario. No le refute nada. Por lo general, se conocen porque su equipo de fútbol es el mejor del mundo, su creencia religiosa es la única acertada y su inclinación política, la verdadera. Odian acérrimamente al contrario, juegan a ridiculizar al que no opina igual que él, no escuchan razones, o estás con ellos o contra ellos. Contradecirlos es peor que agredirles la mamá. Entre sus frases bandera están: Hincha del mejor equipo del mundo, amante de la “buena” música, entre otras... Reconózcalos fácilmente porque en sus fotos de perfil siempre tendrán un escudo o una bandera.

El “integrado”.
Como su nombre lo indica, viven metiéndose donde no los han llamado. Se caracterizan por responder o meterse en conversaciones ajenas. Son las ladillas de los famosos. Hace poco vimos un tuit de un usuario que cuando Shakira habló sobre su bebé, le respondió que lo cuidara mucho porque esa era una bendición de Dios. ¡Menos mal se lo dijo!, imaginamos que Shakira ni lo había sospechado. Nosotros, como siempre de lambones, esperamos durante más de 15 días a que Shakira le agradeciera ese consejo tan brillante y original, pero hasta el momento no ha ocurrido… Seguiremos informando. (Shakira, si nos lees, pilas que puedes perder un seguidor).

El “intelectual”.
Hay dos clases de “Intelectuales”. En el primer lugar está la gente que se anda sin pendejadas, piensan antes de escribir y piensan en publicar cosas que no caigan en la melosería ni en los lugares comunes. Por lo regular es gente brillante y anónima que cuenta con pocos seguidores o amigos, esto se debe a que la mayoría de la masa tiende a considerar mamerto a cualquiera que sepa un poquitico más que ellos. En segundo lugar están esos que no hacen sino contarnos que acabaron de leer X o Y libro. Nos echan vainas para que sospechemos que somos brutos por no leer tanto como ellos, pero en el fondo intuimos que tanta arrogancia puede ser el resultado de lo poco que logran entender de sus lecturas.

El “poeta”.
Este espécimen en vía de extinción suele presentarse también de dos maneras. Uno, el cursi romanticón que ve en Aura Cristina Geithner una escritora prominente. Usa la rima para desorientar y confundir bobos. Y dos, el que sabe que la poesía no es cursilería y que no cae en los lugares comunes buscando la rima sosa e insípida. Sus publicaciones siempre son impecables y es otra víctima de esa onda anti mamerta que calla las voces que deberían gritar.

El “retuiteador”.
En esta categoría encontramos a esa gente que en su afán de agradar y por su falta de arrojo, nunca escribe nada, solo retuitea y retuitea y da “like” y retuitea y retuitea y vuelve a dar like, hasta que alguien le dice: “Ole, pero escriba alguna vaina”, y entonces aparecen con la perla: “Ay es que a mí no se me ocurre nada para poner ahí”... Como socializadores pueden resultar interesantes, aunque tanta lambonería nunca es buena. Al final, terminan metamorfoseándose hasta volverse lagartos.

El “arribista”.
No pierde la oportunidad para decir que publica desde un Iphone, desde el carro que acaba de comprar, desde su apartamento nuevo de 250 metros o desde el restaurante donde una sola comida es el equivalente a mi sueldo. Se burlan de otros usuarios uniéndose a temas como “es de pobres tal cosa”, “yo por lo menos no tengo un Galaxy ace”, etc. Suelen activar Foursquare cuando están en el restaurante de moda, pero la apagan cuando su ubicación geográfica los puede delatar como seres humanos comunes y corrientes.

El “divo”.
Ellos son los más de mases, les vale cinco quien los siga, ellos no siguen a nadie. Un montón de incautos los subieron al “curubito” pero ellos no agradecen. Ya son divos. No seguirlos es estar fuera de foco, no estar en la onda. No importa que lo que escriban solo le importe a ellos, no importa que agarren ese muro o ese te´ele como reemplazo melancólico de messenger. Están llenos de seguidores y de amigos que los aman porque tienen seguidores. Un buen tuit o una buena publicación se valora con base en las interacciones que produzca y no por la retórica del mismo. ¡Calculen!.

El “político”.
Como la mayoría, estos usuarios se dividen en dos. Los que no saben y los que saben de política. Los primeros opinan de acuerdo a la masa, a lo que diga fulanito, esos son los bobis del paseo. Los otros, lo que sí saben, investigan, se preguntan, concluyen posiciones válidas y respetables que siempre valdrá la pena tener en cuenta. Por lo regular se dejan hablar y responden cuando una inquietud es válida. Suelen no ser radicales y generalmente no tienen tantos amigos ni seguidores como debieran.

El “mire lo que me como”.
En esta categoría entran esos fanáticos de llevar cámara fotográfica a Crepes & Waffles. Son insoportables porque no hacen sino recordarnos a la masa, que mientras nosotros hacemos fila en la cocina de la oficina para calentar el almuerzo, ellos están comiéndose suculentos platos. ¡Infelices!. También entran a hacer parte de esta categoría, esos usuarios que por obra y gracia divina tienen novias bellísimas o novios lindísimos y no hacen más que mostrarnos que están ese día (por ejemplo) en “Melgar” y que esa noche se quedan por allá. ¡Uy, qué envidia!

El “chateador”.
Está bien responder una mención por el te´ele, dos, hasta tres si la vaina es entretenida. Pero ya cuando agarran a cuadrar citas o a comentar lo que hicieron en el día pues dan ganas de machucarles los dedos para que dejen de llenarle a uno el te´ele de pendejadas. Ellos conocen el DM pero al parecer, según estudios realizados por este equipo de trabajo, lo hacen para que todos nos enteremos de los detalles de esa vida “emocionante” que tienen. ¡Sigan calculando!

El “aludido”.
Su frase estrella es “¿Eso que escribiste fue por mí?”. Si usted tiene uno de esos entre sus contactos, y alguna vez antes de publicar algo ha pensado en ese mequetrefe: Elimínelo, déjelo de seguir. Esos personajes atentan de una manera subterránea contra el derecho de la libre expresión. Son acomplejados, inseguros, bobos que creen que el mundo gira en torno a ellos.

El “corrector”.
Su papel en la vida es ver dónde usted la embarró, para caerle encima y volverlo ropa de trabajo, porque sumercé no puso esa tilde ni esa coma en “dale mama”. Su vida se nutre del placer que le produce sentirse temido. Sin embargo cuando usted va y lee sus publicaciones, la mayoría son copias de copias. No hay nada original, y cuando se aventuran a publicar por iniciativa, fácilmente encontramos que ellos lo que necesitan es afecto. Dígales un día que son los mejores y verán que las próximas correcciones se las harán por interno.

El “troll”.
Estos son los parásitos de las RRSS, especialmente porque son cobardes que abren perfiles para decirle a usted lo que nunca se atreverían a decirle en público o de frente. Quieren pasar también de irreverentes, pero el lenguaje no les alcanza para eso. Como adjetivo calificativo usan siempre palabrotas y todo lo definen con esas palabras. Supongamos que hay una enfermedad venérea que se llama “Zapato”… entonces dirían algo así como: Ese man es un zapato que escribe unos zapatos todos paila, qué zapato de man, cállese zapato, y así hasta que se les acaban los 140 caracteres. A esos peleles, no les responda nada. No les de popularidad, no se enganche, no briegue. Como viven buscando reconocimiento, si usted no se los da, se van.

El “spam man”.
Y en medio de tanto bombardeo de súper héroes (y con el perdón de Stan Lee), llega a nuestra categoría el Spam man. Son fáciles de detectar porque tienen un negocio y solo hablan de eso. Venga y me mira, venga y me compra, mire cómo soy de bueno, no se lo pierda, en fin... Pocas veces resultan ser entretenidos por lo monotemáticos y repetitivos, sin embargo sus constantes publicaciones logran respuestas de incautos seguidores o amigos que con el tiempo y por el bombardeo, también consiguen más y más seguidores.

El “plagiador”.
Nos sorprenden cada tanto con frases como “Lo importante es transformar la pasión en carácter” o  “No basta saber, se debe también aplicar” o “No basta ser valiente para aprender el arte del olvido” o “No se quede callado, denuncie”… pero nunca le dan los créditos a nadie. Lo peor es cuando los felicitan por semejante inspiración y se quedan callados. Si usted amado lector es uno de esos, corríjase y si no lo es, cada vez que vea a alguno, dele duro. Y recuerde un consejo, no se quede callado, denuncie.

El "reportón".
Le pusimos un nombre ridículo a este porque nos parece  muy ridículo leer tuits como: “me acabo de despertar”, “voy a bañarme”, “voy a desayunar”,  “se me hizo tarde”, “se me salió un pedo”… ¡No jodás!. Estos usuarios fueron criados con teteros pasados y en la casa nunca los volteaban a mirar ni siquiera para que dieran permiso. Hay que entenderlos, pero también hay que ignorarlos. Señor reportón, no sea bobis, respete y respétese. Si quiere que lo siga gente decente, pórtese decentemente.

El "gospel".
Este iluminado se reconoce fácilmente porque tiene como contacto de sus redes sociales al mismísimo Dios padre creador del cielo y la tierra. También a su hijo, al Espíritu Santo, a la Virgen María y a todo ese combo. Suelen tener muchos seguidores porque solo con las once mil vírgenes ya nos dan sopa y seco a todos. Sus mensajes siempre están en el orden de “gracias Dios por este día tan maravilloso”, “gracias Dios porque la tía Hortensia salió bien de la operación”, “gracias Dios porque Rufo ya no tiene pulgas”, etc.  Lo raro es que nunca nadie les responde. Suponemos que las respuestas divinas son recibidas por DM.

El "echa vainas".
Su particularidad reside en que cuando los leemos nos sentimos todos “aludidos”. Mensajes como: “nunca más vuelvo a confiar en nadie”, “la gente sí es la embarrada”, “los amigos no existen”, “todos son unos falsos”… hacen que inevitablemente por un instante uno se pregunte ¿le habré hecho algo? ¿Y ahora quién podrá defenderme? Creemos que  lo hacen por llamar la atención pero también creemos que la atención nunca les contesta.

El “perspicaz”.
Ustedes sabrán dispensar pero esta gente es una plaga con acceso a internet. Ellos con tal de no dejar morir la risa fácil, viven hablando de cuanta pendejada se les antoja. Se burlan sin excepción de toda situación trágica, porque entre más indignación genere su comentario, más aumenta su popularidad. Encontraron en la fundación Fides un recurso inagotable de genialidad creativa. Su frase favorita es: “Todo bien que twitter no es en serio”.
...

Si faltó alguno, cuéntenos y vayamos entre todos nutriendo esta lista. 
Pero concluyamos… toda esta carreta ¿para qué sirve?

Primero, sirve para que de una vez por todas me mejoren la migajita de sueldo. Segundo para darle gusto a esos dos o tres personajes,amados desocupados, que insisten en que mantengamos este blog activo. Y tercero, para tratar de acercarnos a la conclusión de algunas dinámicas que nos permitan tener una mejor ruta de navegación a la hora de trazar estrategias digitales. (¿cómo me vieron ahí?).

Un buen CM debe ser, por definición, un camaleón digital, una especie de Transformer que se mimetiza, se mezcla y produce cambios favorables a la marca desde dentro del grupo. A eso, John Parker Castro que siempre está tratando de comernos con palabras raras, lo llama: generar "top of heart".  

Pero hay que tener en cuenta que la personalidad de cada individuo puede cambiar dependiendo del día o la hora o el clima o cualquier cosa, por ejemplo Eutimio sufre de ataques incontrolables cada vez que, por cosas del azar, ve que J. Mario Valencia es feliz. 

Sigamos, ellos, los individuos, también son camaleones. 

Camaleón vs Camaleón. Se enredó la pita. ¿Cómo hacer una buena labor frente a una variable tan cambiante como el estado de ánimo de una persona? Anticipe. Defina, antes de lanzarse al ruedo, cuáles personalidades afectan a su marca positiva o negativamente. Y haga un plan sencillo para contrarrestar los factores negativos y potencializar los positivos… Y entonces tendrá un 10% de su trabajo bien hecho. 

Porque un CM no sólo debe estar en la jugada para reaccionar. También debe proponer con mensajes audaces dirigidos especialmente a ese público específico previamente estudiado. Recuerda Parker, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. 

Pero todo esto no puede ser solo cuestión del CM…

Señor gerente de marca, sumercé que sabe tanto y ha llegado a ese puesto por puros méritos (no sea modesto, usted sabe que es cierto), trace la ruta, dele personalidad a la marca y desde ahí elabore un mensaje y un tono. Luego, contrate a una persona culta, leída, instruida, con carisma, que sepa de comunicación y que sepa manejar las herramientas Social Media, transmítale el mensaje, asegúrese de que lo haya entendido y por último, déjelo ser…

Uy, terminé este artículo dándomelas de mucho. Qué pena con la gente que de verdad sabe de esta vaina. Bajémosle un poquito con el siguiente párrafo: 

Esta es una humilde apreciación de un mero aprendiz que gracias a su actitud entrometida, ha podido concluir (seguramente de manera equivocada) este tipo de cositas, con la ilusión de que a alguien le sirva de algo”. 



2 comentarios:

  1. Nuevamente, insisto, con una redacción súper entretenida, seguimos aprendiendo un poquito de redes sociales.

    Como claramente lo decían en el post pasado, las redes sociales existen desde hace mucho tiempo y el estudio de estas tiene sus inicios en 1960 cuando Stanley Milgramn, psicólogo de Yale, le dio por estudiar cuantos individuos hacían falta para poder en contacto a dos personas y así nació tu teoría de los seis grados de separación...

    ... asi que este tema ya esta inventado, el reto que tenemos como profesionales digitales hoy en día es llevar toda esta información - en la que ha participado desde psicólogos, hasta matemáticos y físicos - a una era digital en la que cada vez nos desenvolvemos mejor.

    Considero que tener en cuenta tanto los perfiles como las personalidades digitales, permiten orientar de manera adecuada las estrategias digitales, porque los perfiles nos muestran un rol digital y como se esta dando el discurso y las personalidades nos permiten encontrar esos usuarios que se identifican con la personalidad de las marcas y nos ayudan en la construcción y difusión de contenido... si y solo si la marca tiene una personalidad clara y sencilla.

    Sigo súper conectada esperando que compartan mas conocimiento y que de pronto algún día Ruth Marks le de por sorprendernos con una entradita en este blog!!

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  2. Se pone interesante. Y toma más implicaciones el hecho como una marca no puede dejar a la deriva su marca en las RRSS. No estamos hablado de generar los clásicos objetivos de ventas, posicionamiento o recordación, sino que generar esa LoveMark que es un persona que interactua, habla, escucha y sabe manejar cada crisis como una oportunidad.

    Realmente las personas no han cambiado y seguro estos perfiles existen desde los orígenes del lenguaje; solo que se han diversificado y cada vez son más tangibles los comportamientos.

    Si se aplicara el Arte de la Guerra, el Arte de la Seducción o las Reglas del Poder seguramente estos perfiles toman una fuerza tremenda en el momento de conocer quien es el Rey, el Caballo, los peones...etcs... y determinar que al final todo es estrategia, astucia y muchas horas de práctica.

    Una buena reflexión que va trascendiendo en cada entrada.
    P.D: Creo que Ruth Marks se quedará jugando parques y esto se va a volver un Jumanji.

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