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viernes, 12 de julio de 2013

RRSS para Dummies Volumen 4 (La reputación Online)

18:56


Nosotros, que hablamos y chicaneamos con discursos flojos, en los que hacemos referencia a la necesidad de planear táctica y estratégicamente todas las acciones que se emprenden en el mundo dos punto cero, nos encontramos otra vez con la necesidad de hacer una nueva entrada en el blog. Y como “planeamos” tanto, pues adivinen... no supimos qué hacer ni de qué hablar.

Un amigo de la casa nos sugirió que habláramos sobre la supuesta amante de nuestro alcalde Petro, de sus curvas (las curvas de la amante, no las de Petro), de los ataques de celos de su señora esposa y del show mediático que eso generó.

Entonces, fieles a nuestros principios de estar metiéndonos en lo que no nos importa, pensamos en hacerlo. Nos leímos toditica la historia y hasta entendimos la desconfianza de la primera dama de la ciudad, resultó hasta bonita la generadora de celos... Pero Eutimio nos dijo que no fuéramos pendejos y que no jugáramos a copiar a los chismosos de la farándula criolla. Que si no nos daba pena. Que cogiéramos seriedad. Que cómo íbamos a dejar sin trabajo a tanto chismoso nacional…

En conclusión, ese man nos generó culpa y vergüenza, por eso consultamos con John Parker Castro quien nos indicó que debíamos dedicarle esta entrada a un tema importante en el universo digital: La reputación Online.

Como se imaginarán, necesitábamos un título que llamara la atención, que fuera de fácil recordación, que invitara al lector a emprender la “lectura”, pero sobre todo, que nos gustara a todos en la oficina. En ese orden de ideas decidimos, muy inteligentemente, titular este artículo: La reputación Online. ¿cómo nos vieron ahí?

Empecemos,

Todo el mundo dice y jura estar convencido de no importarle lo que los demás digan de ellos. “A mí me resbala lo que digan de mí” es una oración que se escucha con mucha frecuencia en diferentes círculos sociales.

Aquí en la oficina la opinión está dividida. El 50% no está de acuerdo con esa oración, y el otro 50% no la apoya. En lo que sí estamos de acuerdo todos es en que la frase debería decir: “A mí no me importa lo que digan los demás, siempre y cuando lo que digan, lo digan de ti”.

Ahora bien, según la RAE, la palabra reputación significa:
1. Opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo.
2. Prestigio o estima en que son tenidos alguien o algo.

Aunque la gente persista en declarar públicamente que nada de lo que se diga de ellos les afecta, la realidad es en esencia muy diferente.

Por más que muchos insistan en hacerse los pendejos con este cuento, es cierto que estamos frente a un aspecto sumamente relevante a la hora de enmarcar nuestra vida y nuestra imagen en pro de un presente y un futuro con mejores oportunidades.

"Párele bolas mijo que es por su bien", decía mi querida madre, cada vez que emprendía uno de sus discursos "retahílicos" por allá en mi adolescencia.  (Hace poquito)

Pues bien, párenle bolas que es por su bien...

Podríamos dividir este artículo en dos partes y hablar de la reputación en términos corporativos y en términos personales. Lo cual nos pondría en evidencia, porque es claro que no sabemos tanto como para ponernos en esas. Así que meteremos todo en un mismo costal y hablaremos de la reputación en la red en términos generales.

En cualquier caso, ya sea para su cuenta personal, o para la cuenta de la empresa de su tío, si el sentido común no es suficiente, hay unas reglas básicas que lo ayudarán a estar en la jugada.

Todo lo que se sube a internet se queda en internet. Y más aún, si eso que se subió ya fue copiado o guardado por otro usuario en el cajón "de sus recuerdos", en su carpeta de "no borrar" o en la de "cositas varias"... Peligro latente de por vida.

Sin entrar a juzgar a nadie, sobre todo porque nuestro enorme rabo de paja no nos permite esos privilegios, queremos hacer memoria sobre algunos casos que han sido el deleite de muchos y el sufrimiento de NO muy pocos.

Recordará nuestra distinguida clientela los muy sonados casos de algunas actrices y presentadoras muy lindas, que por enamoradas permitieron que sus príncipes azules las filmaran, mientras practicaban la sexualidad con más interés lúdico que reproductivo.

Como ustedes saben, esos videos llegaron a la web y se armó la gorda. Y esa gorda quedó más armada que Chávez cuando le entró la paranoia contra el imperio… Después de que el cuento se viralizó no hubo poder humano, ni oraciones que desmontaran el circo morboso en el que muchos de ustedes cayeron. No se hagan... ¡Ahora van a decir que no!.

Obviamente la reputación no solo depende de que cierto material XXX llegue a la red. También hay otras variables que afectan y la gente ni se percata de eso.

Hoy en día se habla mucho de generar contenido. Dizque hay que aprender a generar contenido para pasar al siguiente nivel y todas esas cosas que los "sabios vende humo" nos dicen y nos enseñan en conferencias muy  yupis. ¡Convencido weón!

Y !pues claro!, si uno está en el mundo dos punto cero, lo mejor que puede hacer es generar inquietud, dar soluciones, ilustrar, entretener, abrir los canales de cooperación… En el peor de los casos aprender a hacer que la gente pierda el tiempo de manera muy sutil. Así como este blog, que dizque muy chévere, pero seamos serios... ¡Ay dios! (en serio, seamos serios)

En ese orden de ideas ahora todos son generadores de contenido. !Tan sobrados! El problema es que en el afán de "publicar" y bajo esa premisa de que "a mí no me importa lo que digan de mí" van escribiendo y subiendo información como si no hubiera infierno.

Ya todos saben que no se debe publicar información personal privada. Que se necesita ser muy bobis para publicar las claves de la tarjeta o para avisar que la casa está o estará desocupada todo un fin de semana. Igual, a pesar de que ya se sabe eso, no falta la ternurita que insiste en ese tipo de contenidos… Por cierto, hace unos días leímos en Twitter que un personaje por ahí se acababa de purgar. ¡Háganme el favor!  A propósito, si nos lees ¿Te alcanzó la crema número cuatro? #TuSabesQuienEres

Pero no nos desviemos. Justo cuando redactaba el párrafo anterior me llamó mi señora madre.

- Qué más hijo, ¿qué anda haciendo?
- Trabajando mamá, acá escribiendo la entrada del blog.
- ¿Cuál blog?
- El blog ese que le conté. La huevonada esa que tenemos con Eutimio y John Parker.
- ¿Ustedes siguieron fregando con eso?
- Claro má, eso hay que mantenerlo.
- ¡Ja! bueno, llámeme cuando termine y le cuento un chisme de su hermana.

¿Ven? Ahí en esa bobadita hay un ejemplo de la reputación. En fin, si el chisme es malo no se los cuento por cuidar la imagen de mi hermana. Si el chisme es bueno, luego me invento la manera de chicanear con ustedes la vida privada de mi familia...

Pero sigamos...

Antes, cuando no había tanta tecnología y cuando ser profesional servía para algo, la reputación estaba dada en su mayoría por las opiniones de personas que nos conocían, o por personas que conocían a personas que nos conocían. No más. El cuento ese de “me lo contó el amigo de un amigo”...

Entonces alguien le decía, por ejemplo, a Eutimio; “vea que Rómulo está diciendo que usted es un tal por cual”. Y Eutimio lleno de una cólera infinita iba con sangre en los ojos y le decía a Rómulo que dejara de ser chismoso, que fuera varón, que hablara de frente, y si la situación lo “ameritaba” después de un empujón le metía su tiestazo, o en últimas, hasta lo podía demandar por calumnia.

Ahora con el cuento de las RRSS las cosas son a otro precio.

Ya no es necesario que lo conozcan a uno. Claro que se puede demandar, sin embargo cualquiera puede decir lo que se le ocurra, y si ese comentario coge vuelo, una posible mentira se vuelve una verdad relativa y nos llevó el que nos trajo. ¿No les ha pasado?

Eso en cuanto a las opiniones subjetivas que algún “generador” de contenido pueda dar sobre nosotros.  El asunto es cómo contrarrestarlos o cómo evitarlos.

Sabemos que siempre habrá gente cretina que irá por la vida hablando sin saber, y además de eso, siempre habrá gente más cretina y morbosa que encontrará en esos comentarios su tema de conversación. Se unirán a tontas premisas y ayudarán a joderlo (a usted o a su marca) sin compasión alguna.

La manera más adecuada de evitar que situaciones como esas se salgan de nuestras manos, es poniendo en práctica tres reglas sencillas que me acabo de inventar. Ya saben, se trata de hablar como si yo supiera resto de esto.

Una. Genere contenido constante y de calidad; es decir, haga que sus publicaciones tengan la frecuencia suficiente para estar en escena el mayor tiempo posible. Pero ojo con volverse fastidioso. Preocúpese por el valor ético y moral de lo que escribe, trabaje en la coherencia. Por ejemplo; si usted es un "Emo" pues sea Emo, pero sea un Emo serio, nada de alegrías desmedidas y pendejas cada vez que papi o mami le compren un gel nuevo. La coherencia habla de su inteligencia, de su línea emocional y conceptual y trabajar en ella puede hacer que usted tenga o no prestigio.

Dos. Confronte las opiniones negativas de su público siempre y cuando estas opiniones no sean generadas por troles vulgares o personas faltas de afecto. Es decir, al toro por los cuernos. Si alguien dice de usted una mentira, como pasó con nosotros, que nos acusaron de hackeadores, difamadores, chupa medias, descalzurriaos y un montón de epítetos más, vaya y confróntelo, con amabilidad pero con firmeza. Y demuestre que lo que se dice de usted no es tan así. ¡Hágase respetar carajo!

Tres. No de papaya... Vea que dar papaya es casi un deporte nacional. No de papaya y no sea confiado. No deje por ahí información que pueda ser usada en su contra. Por ejemplo: Cuando se vaya a ver con “la linda” no haga Foursquare check-in en el motel, no suba fotos a Instagram con las chanclas de papel, y sobre todo no le avise por Twitter a su novia que se va con la otra. #TuSabesQuienEres mi querido Brownie.

Resumamos:

- Es clara la necesidad de trabajar el contenido que publicamos, con frecuencia, con ética y coherencia.
- Debemos estar atentos con lo que se dice de nosotros (o de nuestra marca) y confrontarlo cuando la situación lo amerite.
- No demos papaya dejando suelta información que pueda ser usada en nuestra contra.

Hasta aquí tenemos unas breves y simples concepciones que nos ayudarán a trabajar nuestro prestigio en el mundo digital. Sin embargo y tratando de profundizar un poco más, sería importante señalar algunos "tips" que nos permitirán tener más control sobre lo que se dice de nosotros.

Siga parándole bolas… recuerde que si su cuenta es personal ya hay muchas compañías que además de su hoja de vida revisan sus redes sociales para decidir si contratarlo o dejarlo en su casa viendo televisión. Así que en adelante deje de gastar tanto en papel kimberly y en la impresión de su currículo y empiece a trabajar en su imagen de manera integral.

Si su cuenta es corporativa, tenga en cuenta el alto costo que implica para una empresa la construcción de una marca. Si usted va y escribe como perdido recién aparecido, seguramente lo que va a hacer es ponerse en bandeja dando paso a la posibilidad de que otros generen contenido por usted. Y pues calcule.

Como se trata de decir algo serio en este blog, le pedí a John que me ayudara con esta entrada y con algunos tips-citos y esto fue lo que me pasó:

John Parker Recomienda: (para cuentas personales)

1. No sea pendejo, piense antes de publicar.  No rompa la conexión natural dedo-neurona neurona-dedo.
2. Sea auténtico, no se copie de otros solo por aparentar. Atrévete, salte del closet.
3. No sea grosero y mucho menos vulgar. A menos que usted esté buscando trabajar en una película de Víctor Gaviria, cuide su lenguaje perrito.
4. Deje tanta quejadera, todos queremos ver gente pro activa que solucione problemas y no tontos monotemáticos, reincidentes y resignados. ¿Siete veces?
5. Échele un vistazo a sus redes sociales y piense si ese a quien admira, podría encontrar en lo que usted escribe cosas dignas de ser seguidas. ¿Qué pensará Wendy Sulca de lo que usted escribe?
6. No se trata de aparentar ser una mansa paloma, pero tampoco juegue a ser un perro viejo.
7. Lea, de por Dios lea, eso no solo le ayudará a generar contenido valioso sino que le mejorará la ortografía y la redacción. Hay un mundo más allá de TV y novelas.
8. No siga gente pendeja, recuerde el dicho; dime con quién andas y te diré quién paga.
9. Respete las opiniones de los demás. Entienda que una opinión es sólo una opinión y no un motivo para querer matar. No compre peleas. No sea estúpido.
10. Produzca. Deje de perder tanto tiempo chismoseando la vida de los demás. Vea que un día va y se queda sin trabajo por andar pendejeando y esa tarjeta de crédito no se paga sola.


John Parker Recomienda: (para cuentas corporativas)

1. Tenga en cuenta los objetivos de la compañía y recuerde para qué lo contrataron. No se le haga el pendejo a la vida. Ni a su jefe.
2. Apoye al CM pero no deje que se mande solo. Una tuerca suelta se puede tirar todo.
3. No publique cosas irreverentes por darle gusto a sus seguidores, recuerde el plan estratégico. Ahora, si va a tomar la línea irreverente, pues planéela. No se las venga a dar de creativo. !Tranquilo Bobby tranquilo!.
4. No hable solo de lo que hace su empresa, no sea "cansón". Convierta a sus clientes en sus amigos y trate de manera especial a los más cercanos sin que los demás lo noten. Ya sabe, no faltará el aludido que empiece a pedir cosas que no se ha ganado.
5. Pilas con la frecuencia y (sobretodo) pilas con responderle a los “orcos”. No se gaste, no sea weón.
6. Si se va a poner a solucionar problemas en sus redes sociales, enséñele a la gente a reclamar con respeto. TODOS sabemos que NADIE funciona a las malas.
7. No se permita errores de redacción y ortografía. Rebize bien antes de publicar, pues hasta el que dice "haiga" se le va a ir encima si usted comete un errorcito de esos.
8. Pilas con ser oportunista. Si se le aparece un papayazo aprovéchelo, pero sin perder el estilo y sin que se note el hambre.
9. Cuando cometa un error trate de convertirlo en una oportunidad sin caer en la payasada. No juegue con la gente, vea que si usted empieza a "planear" esos errores para hacer ruido, al final se va a notar el irrespeto que tiene hacia sus seguidores. No se pase. No siempre el fin justifica los medios. ¡No sea tan brownie!.
10. Nunca se burle de los errores de otras marcas. Recuerde que arrieros somos y en el camino nos vemos. No se gane enemigos gratis.


Por último, ya para acabar con esta entrada porque estoy que arranco para Melgar, no coma cuento. Confíe en su sentido común y dude de quien pretenda enseñarle a hervir el agua. Todo se resume en leer, cuestionar, planear, aplicar, corregir o replicar. No compre humo, no sea weón.


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PD: Al finalizar esta entrada le cuestionamos a John eso de “John Parker Recomienda”. Já, tan sobrado y eso que una de sus frases favoritas es “No me de consejos que yo sé equivocarme solo”… Ay Dios mío, y hablamos de coherencia. ¿Se fijan? ¡No se fíen!.



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